
Sobre mí
De pequeño mi padre me contó la historia de la familia Pelayo. Una familia mundana que había hecho saltar la banca en casinos por toda Europa aprovechándose de la estadística jugando a la ruleta. Les acabaron prohibiendo la entrada a los casinos. Desde entonces siempre tuve curiosidad por entender la matemática detrás de los distintos juegos de azar: loterías, apuestas deportivas o juegos de casino. Pronto descubrí que por norma general, la casa siempre gana.
Me decidí a estudiar Matemáticas por influencia de un amigo de mi padre; el cual, curiosamente, su primer artículo fue sobre las matemáticas del blackjack, aunque por lo que sé nunca se hizo rico con ello. Me especialicé en estadística y compaginé el máster con prácticas en una empresa de trading. El trading es la compraventa de productos financieros en cortos periodos de tiempo esperando conseguir una ganancia prácticamente inmediata. Es la imagen que tenemos de los tiburones de Wall Street aunque aquí eramos un grupo de unos 20 matemáticos / ingenieros / físicos que coqueteábamos con algoritmos informáticos que realizaban operaciones automáticas obedeciendo nuestros modelos estadísticos.
Siendo trader seguía teniendo muy claro (erroneamente) que obtener rentabilidad era muy complejo. Necesitabas tener mejor información, mejores modelos, mejores algoritmos y mejor infraestructura que los rivales para poder ganarlos.

Leyendo noticias financieras me topé con un artículo que describía una nueva filosofía de inversión. La inversión pasiva:
No te preocupes en entender qué empresas van a subir en bolsa. Cómpralas todas. Estás comprando empresas ganadoras y perdedoras. Pero las empresas suelen ganar más que perder; así que a la larga tú ganarás. Los «expertos» no saben qué empresas van a subir, así que no hace falta pagarles para que gestionen tu dinero.
Esta forma de entender la inversión desafió mis esquemas mentales que habían persistido años. No podía ser tan fácil…. pero ciertamente, había cosas que cuadraban:
- Era normal ver a los expertos dar opiniones, fallarlas y luego nadie reclamase esos errores. En cambio, cuando acertaban, lo anunciaban a bombo y platillo.
- La bolsa podía subir, bajar o dar vueltas en círculos. Y se diese cualquier situación, ya sabías qué explicación iban a dar los expertos. No saben predecir, solo explicar el periódico de ayer.
- Un experto en finanzas necesita diseñar complejas estrategias de inversión que reporten buenas comisiones. En el momento en el que la inversión sea sencilla se queda en el paro.
- Las empresas tienden a ganar dinero y comprar acciones literalmente es comprar pedacitos de empresas.
En julio de 2017, dos meses antes de dimitir como trader, hice mi primera inversión en bolsa.
La tesis de inversión es sencilla: se puede ganar dinero (honradamente) de dos maneras. Trabajando para una empresa o siendo el dueño de la empresa.
Yo ya trabajo para una empresa. Me falta ser el dueño de una empresa. La gente más rica del mundo son dueños de empresas y yo puedo ser propietario de esas mismas empresas. Paradójicamente, la bolsa es el gran igualador del capitalismo.
Después de tantos años había descubierto que se puede ganar a la banca. Y es muy fácil.
¿Cómo puede ser tan fácil?¿Por qué no lo hace todo el mundo?
Porque el sistema financiero necesita transmitir una sensación de complejidad; y que no se me malinterprete, el sistema financiero es MUY complejo. Pero las finanzas personales no lo son.
Un trader de Wall Street no le puede decir a su jefe que ha perdido dinero este año por la inesperada guerra de Ucrania pero que no se preocupe porque la bolsa tiende a subir así que solo tienen que esperar. Pero yo sí puedo hacer eso. Y esa estrategia funciona.
Desde entonces he estado invirtiendo periódicamente y formándome en finanzas personales. Ahora ya no concibo las inversiones como un riesgo. El dinero que usamos en el día a día tiene riesgo también, pero un tipo de riesgo distinto a las inversiones. La clave está en entender el riesgo de cada tipo de activo y encontrar la combinación apropiada para cada persona. Y esta es mi meta como asesor financiero independiente. Identificar la situación de cada persona y recomendar la mejor combinación de activos financieros que se ajusten a la personalidad y perfil de cada cliente.
Desde 2017 trabajo como consultor en una correduría de seguros asesorando a gestores de riesgos de grandes empresas sobre qué seguros son más convenientes, y realizando informes para compañías aseguradoras. Elaboro reportes estadísticos y de carácter regulatorio para que las empresas puedan tomar decisiones informadas en la gestión de sus riesgos. Algo bastante parecido a lo que pretendo hacer aquí.
En 2022 me colegié en el colegio de Actuarios tras cursar el máster de Ciencias Actuariales y Financieras. Un actuario es un experto en estadística especializado en la cuantificación y gestión de riesgos e incertidumbre, especialmente referidos a riesgos financieros y de seguros. Esto me ha permitido ver las finanzas personas desde un ángulo más corporativo y así poder aplicar conceptos empresariales al patrimonio personal de manera muy clara.
En 2025 obtuve la titulación de EFPA II cómo Asesor Financiero con la intención de poder ayudar a particulares a ordenar y planificar sus financias personales.